LA ESPADA DEL REY
LA ESPADA DEL REY
Cristina Amor
Mientras que la cercanía del año 100D.C. llevaba a algunos a profetizar el fin del mundo, Hugo Capeto, duque de Francia y Conde de Orleáns, movía con esmero las últimas piezas que le conducirían al trono de Francia. Muy complicados parecían los obstáculos que habría que superar, pero insignificantes en comparación a la recompensa que le aguardaba al final.
Sus hijos, su ejército, su pueblo, habrían de hacer frente a una ambición que no conocería límites y aun futuro que vendría cargado de sacrificios. La guerra pronto empezaría a fraguarse en cada rincón de sus nuevos dominios y viejos enemigos aguardarían impacientes la caida de su reinado.
Agosto de 987 D:C: Aldaberón, obispo de Reims, ciñe la corona del trono de Francia sobre la cabeza de Hugo Capeto. Traiciona así las aspiraciones del legítimo heredero , Carlos de Lorena, último descendiente de la dinastía Carolingia.
Lejos de allí, al amparo de la bruma de las costas normandas, Verania Capeto llora su exilio atrapada en los brazos del eterno enemigo. Sabe que pronto empezará la guerra y que el nuevo caudillo del ejército de su padre, el caballero Conrado de Concoret, será el encargado de blandir la espada que someta a todo su reino. Sin embargo no será una victoria facil, pues la traición y la codicia se esconden en cada corazón y en cada esquina…
Cristina Amor
Mientras que la cercanía del año 100D.C. llevaba a algunos a profetizar el fin del mundo, Hugo Capeto, duque de Francia y Conde de Orleáns, movía con esmero las últimas piezas que le conducirían al trono de Francia. Muy complicados parecían los obstáculos que habría que superar, pero insignificantes en comparación a la recompensa que le aguardaba al final.
Sus hijos, su ejército, su pueblo, habrían de hacer frente a una ambición que no conocería límites y aun futuro que vendría cargado de sacrificios. La guerra pronto empezaría a fraguarse en cada rincón de sus nuevos dominios y viejos enemigos aguardarían impacientes la caida de su reinado.
Agosto de 987 D:C: Aldaberón, obispo de Reims, ciñe la corona del trono de Francia sobre la cabeza de Hugo Capeto. Traiciona así las aspiraciones del legítimo heredero , Carlos de Lorena, último descendiente de la dinastía Carolingia.
Lejos de allí, al amparo de la bruma de las costas normandas, Verania Capeto llora su exilio atrapada en los brazos del eterno enemigo. Sabe que pronto empezará la guerra y que el nuevo caudillo del ejército de su padre, el caballero Conrado de Concoret, será el encargado de blandir la espada que someta a todo su reino. Sin embargo no será una victoria facil, pues la traición y la codicia se esconden en cada corazón y en cada esquina…
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